Mi tierra está seca, sedienta de ti.
Te necesito.
¿Dónde vives, Señor? ¿Cómo es tu casa?
SEÑOR... TU ERES MI AUXILIO
Quiero refugiarme a la sombra de tus alas.
Quiero oír tu voz en la paz y en el sosiego.
Dame valor para seguirte:
aunque cueste,
aunque se rían de mi,
aunque busquen perderme los que dicen mentira
SEÑOR...
—Hazme encontrar “TU HORA”, “MI HORA”.
La hora en que tu Palabra entre en mí y se haga carne conmigo.
—Hazme huir del huracán, y del fuego, y del terremoto,
porque no quiero encontrar un dios falso desde mis
odios y rencores,
porque no pretendo oír voces de dioses extraños desde
el ardor de mis egoísmos,
porque no deseo palabras de dioses tranquilizadores
que acallan la conciencia de servicio y preocupación por
les hombres.
—Háblame, Señor, desde la brisa de la comprensión y
del Amor.
- SEÑOR... YO TE BUSCO